Descarbonización y generación distribuida
"Si bien en nuestro país se ha establecido una ruta energética con el objetivo de promover las energías limpias, aún existe mucho lugar para el desarrollo y aprovechamiento de la energía solar a nivel distribuido, considerando las condiciones ideales de nuestro país, con irradiancia solar media superior a 5 kWh/(m2d)".
Óscar Álvarez
Jefe de Estudios y Regulación ACESOL AG
Con la discusión de los proyectos de Ley de descarbonización acelerada, reforma a la distribución, de portabilidad eléctrica, y de medios energéticos distribuidos, hay una sensación de cambios en el aire, relacionados con política energética, energías renovables y cambio climático, temas que competen con urgencia a la sociedad y que requieren ser debatidos para ir encontrando respuestas y soluciones a algunas preguntas claves que van surgiendo.
En primer lugar ¿hay certezas de cuáles son los cambios necesarios y cuándo hay que hacerlos? En este punto, el mensaje de los científicos a nivel mundial es claro: se requieren cambios rápidos, drásticos y sin precedentes en todos los aspectos de la sociedad, para reducir las emisiones globales de CO2 en 45% aproximadamente a 2030, respecto a niveles de 2010, lograr cero emisiones netas a 2050, y así poder limitar el calentamiento global a 1.5 °C (en lugar de los 2 °C comprometidos en el Acuerdo de París), junto con evitar riesgos importantes en salud, bienestar, pérdida de ecosistemas, sequías e incendios, entre otros (IPCC, 2018 ‘Calentamiento global de 1,5 °C’).
Determinada la necesidad de cambios, surge la pregunta ¿cuáles son las mejores formas de alcanzar las metas requeridas? En un estudio reciente, investigadores examinaron qué tecnologías serían más viables de implementar para alcanzar los objetivos de reducción de emisiones de manera eficiente y rápida. Concluyeron que los sistemas granulares, en términos de su menor tamaño, costos de inversión y capacidad de satisfacer demandas individuales, tales como los sistemas solares y de almacenamiento, bajo ciertas condiciones pueden ser asociados empíricamente a soluciones de difusión más rápida, de menor riesgo, con mayor retorno de inversión en innovación y mayor capacidad de generación de trabajos locales, en comparación con tecnologías a gran escala (Wilson et al., 2020 ‘Granular technologies to accelerate decarbonization’).
Según datos de la IEA, en 2018 las adiciones de sistemas fotovoltaicos (PV) distribuidos representaron el 40% del crecimiento PV total en el mundo, gracias a un fuerte apoyo regulatorio principalmente en Europa, USA y Japón. Por ejemplo, en Alemania la capacidad instalada PV distribuida en 2018 fue de 36 GW (0,4 kW/persona), en Italia de 16 GW (0,3 kW/persona), en Holanda de 5 GW (0,3 kW/persona), en Bélgica de 4 GW (0,3 kW/persona), en España de 4 GW (0,1 kW/persona) y en Dinamarca de 1 GW (0,2 kw/persona). Con todo, los costos de inversión han caído entre 60-80% desde 2010, por lo que se espera que la adopción continúe creciendo de manera importante en los próximos años (IEA, 2019 ‘Renewables 2019’).
Brasil también ha presentado un crecimiento importante en instalaciones PV distribuidas en años recientes, con una capacidad instalada de 3,7 GW (0,02 kW/persona), siendo además este segmento responsable de la creación de más de 100 mil empleos a octubre 2020, desde la introducción de la Resolución Normativa No. 482/2012, de acuerdo con estimaciones de la Asociación Brasileña de Energía Solar Fotovoltaica ABSOLAR.
Si bien en nuestro país se ha establecido una ruta energética con el objetivo de promover las energías limpias, aún existe mucho lugar para el desarrollo y aprovechamiento de la energía solar a nivel distribuido, considerando las condiciones ideales de nuestro país, con irradiancia solar media superior a 5 kWh/(m2d).
Por estos motivos, es necesario discutir con prioridad y mirada estratégica dentro de los proyectos de ley, el diseño de un marco regulatorio que entregue incentivos a corto, mediano y largo plazo para la instalación de sistemas solares a escala distribuida, la planificación y expansión de las redes de distribución y subestaciones, la incorporación de infraestructura y tecnología que facilite la instalación de los sistemas y el empoderamiento del cliente final, permitiendo de esta forma avanzar en una descarbonización y recuperación económica más rápida, eficiente y equitativa.
Óscar Álvarez, Jefe de Estudios y Regulación de la Asociación Chilena de Energía Solar (Acesol A.G.) Ingeniero Civil Industrial de la Pontificia Universidad Católica de Chile (PUC), Magíster en Economía y Regulación de la Energía y el Medioambiente, University College London UCL.Diplomado en Ingeniería Química, y de Gestión de la Industria Energética PUC; Diplomado en Regulación y Mercados de la Energía Eléctrica Universidad de Santiago.
Fuente: http://reportesostenible.cl/